Reconciliación en Montes de María.
Víctimas y victimarios del conflicto son
los protagonistas de este proceso
Los
Montes de María son un territorio de 700.000 hectáreas conformado por 16
municipios de Sucre y Bolívar y que antiguamente era la despensa agrícola de la
Región Caribe. Esta zona fue golpeada fuertemente durante 20 años por los
grupos armados que ejecutaron muchas masacres y despojaron a miles de
campesinos de sus parcelas.
Con
la desmovilización de los grupos paramilitares en 2005, la expulsión de la
guerrilla por parte de las fuerzas militares del territorio, y la
implementación de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, ha cambiado el
horizonte de la región.
El
Departamento de Bolívar es pionero en el proceso de reconciliación que se inició
hace muchos años y que sirve de ejemplo para la reconciliación de todas las
comunidades que han sufrido el conflicto en el país.
El perdón como herramienta
“Después
de perdonar yo renací, yo comencé a vivir de nuevo en tranquilidad”: Rafael
Gustavo Posso Parra.
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Rafael Gustavo Posso Parra |
Su
historia de dolor inicia un 11 de marzo de 2000, sábado en horas de la
madrugada, cuando un grupo paramilitar masacraron a varios familiares en la
vereda Las Brisas ubicada en el corregimiento de San Cayetano, municipio de San
Juan Nepomuceno. Allí murieron los hermanos José Joaquín, Alfredo Luis y el
padre de estos, Joaquín Fernando Posso Ortega; cuñados y suegro de Rafael
Gustavo. Junto con los Posso, fallecieron nueve campesinos más: Dalmiro Barrios
Lobelo, Alexis Rojas Cantillo, Jorge Eliécer Tovar Pérez, Pedro Adolfo
Castellano Cuten, Manuel Yépez Mercado, Gabriel Mercado García, José del
Rosario Mercado García, Rafael Mercado García y Wilfrido Mercado Tapia. Todos
ellos fueron señalados de ser guerrilleros o colaboradores de la guerrilla.
Rafael comenta que “en el pueblo el apellido
Posso era sinónimo de guerrillero y también decían en voz baja: si los mataron
por algo sería. Eso decían de mi familia”.
La
masacre originó que Rafael Gustavo y su familia sufrieran el desplazamiento,
“salir sin rumbo es lo más triste, andábamos de aquí para allá. Durante 10 años
llegamos a vivir en un cuarto de 4 por 4, allí teníamos cocina, baño y dormitorio
a la vez”. Pero esto no lo amilano, por el contrario lo obligo a “ponerle el
pecho a la brisa” como dice él, e intentar sacar a su familia adelante. Fue así
que consiguió un trabajo en La Guajira, muy lejos de sus seres queridos; se
regresaría 3 años después, un 31 de diciembre por que su hijo lo llamó por
teléfono rogándole que se viniera.
Bregando por la reparación
Su
regreso coincidió con la puesta en
vigencia de la Ley 975 de 2005 (Ley de Justicia y Paz). La masacre de Las
Brisas en un principio no fue visibilizada, pues solo se hablaba de Mampuján,
otra población que fue desplazada un día antes de lo sucedido en Las Brisas. A
los familiares de las víctimas los citaron a Bogotá, 9 años después, a la
imputación de cargos contra Edward Cobos
Téllez, alias “Diego Vecino” y Úber Enrique Bánquez Martínez, alias “Juancho
Dique” quienes habían confesado su responsabilidad en la masacre.
Este
es el inicio de un nuevo capítulo para Rafael Gustavo, pues tenía que apoyar a
sus familiares en todos los procesos legales, y como siempre, aprendió de todo
para ayudarlos. Allí inicio también el proceso de reconciliación con sus
victimarios.
Las
víctimas de Las Brisas logran ser cobijados por la sentencia que condenó al
Estado a reparar administrativamente a las comunidades de Las Brisas y
Mampuján.
Perdón y reconciliación

Rafael
Gustavo comenta que “cuando Arturo me invito me puse a reír, yo lo último que
quería era encontrarme con esos tipos, por todo lo que estaba pasando con mi
familia, todo eso era por su culpa. Sin embargo sentí la presencia de Dios, que
iluminó mi corazón y dijo: ve; y así fue, es tal vez una de mis mejores
experiencias”.
El
camino de este hombre, de Rafael Gustavo Posso Parra ha sido lleno de
dificultades. “Yo pude haberme convertido en victimario, si hubiera podido
tener un arma los hubiera matado, ese hubiera sido el ejemplo que le iba a dar
a mi hijo. Una vez mi hijo, José Alfredo, cuando tenía 8 años me dijo que si
hubiera tenido al frente a quienes mataron a sus familiares, los habría matado
a puños. Eso me dolió mucho, yo debía cortar todo ese odio de raíz”.
Rafael
Gustavo ha perdonado a sus victimarios, pero no todos están de acuerdo con ese
perdón, entre ellas su esposa Liliana; ni con las reparaciones, ni todos han
recibido el mismo trato por parte del Estado. El mismo, que ha sido víctima
indirecta de la masacre de Las Brisas no está cobijado por la sentencia. Su
bregar diario es que toda su familia entre en el proceso de reconciliación y
perdón, contar lo ocurrido en Las Brisas y reconstruir la memoria histórica de
la región a través de sus dibujos.
Monumento en memoria a las víctimas en el
Parque Olaya Herrera de San Juan Nepomuceno. |
A
Rafael Gustavo se le siente la alegría y el júbilo, pues el 28 de octubre de
2013 se develo un monumento en memoria a las víctimas y en homenaje a los campesinos en la plaza
Olaya Herrera de San Juan Nepomuceno. Es la figura de un campesino subido en un
mulo con una carga de ñame. “Esa figura representa a las personas que mataron,
campesinos trabajadores. Eso exalta y dignifica la memoria de los sacrificados,
eso vale más que cualquier dinero, que cualquier cosa” reclama.
Ejemplo de reconciliación
Rafael
Gustavo cree que su lucha no ha sido en vano, su liderazgo va más allá pues
quiere que en Colombia la reconciliación sea afectiva y efectiva por parte de
las víctimas y los victimarios. Uno de sus propósitos es que la reparación
llegue integralmente a las 6 millones de víctimas registradas ante la Unidad
para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas.
La
mayor felicidad de Rafael está en sus hijos José Alfredo de 11 años, y Gissell
de 18 meses. A su hijo le llama “El campeón”, a la pequeña le canta siempre que
puede y a Liliana, su esposa “su corazón”. Este es el cuadro feliz de un hombre
que al perdonar volvió a nacer.
Héctor José Gazabón Sánchez
Red de Comunicadores Populares de los
Montes de María
San Juan Nepomuceno